El España-Irlanda y el poder del fútbol

Esta mañana, por azares de la vida, he escuchado dos emisoras de radio distintas. En ambas, los conductores de sus tertulias matinales se han referido al partido de esta noche entre España e Irlanda como el “acontecimiento del día”. Y esto, con todo lo que está cayendo actualmente (crisis galopante, corrupción política, rescates/apoyos financieros a España, el paro…) da que pensar. Da que pensar y demuestra el nivel de penetración social y relevancia que ha alcanzado el fútbol.

Da que pensar porque… ¿debería ser así? ¿Debería un partido de fútbol, por importante que fuera, cobrar una relevancia tal que eclipse a la actualidad económica, social o política? Tranquilos, no me voy a poner ahora a filosofar o a entrar en debates sociológicos, pero me parece consecuente sacar el tema.

Hay opiniones para todos los gustos. Los hay que opinan que el resultado de un partido o una competición no te da de comer, ni te hace más rico. O sea, que no tiene trascendencia sobre la vida personal de cada uno y que sólo es útil como ocio. Por el contrario, los hay que siguen el fútbol con tal pasión que éste forma parte de su vida (en mayor o menor medida), hasta el punto que el resultado o trayectoria de su equipo favorito influye decisivamente en su estado de ánimo y su vida personal.

Personalmente, yo me inclino por una tercera vía. Tengo claro que mi vida no depende de lo que le pase al Valencia CF (mi equipo) o ahora en la Eurocopa a España, pero tampoco veo mal que en momentos determinados los deportes primen sobre el resto de la actualidad. El momento actual por el que atravesamos es muy delicado, y debemos estar atentos a lo que ocurre a nuestro alrededor. Pero el ser humano necesita de vez en cuando evadirse de los problemas y si el fútbol aporta optimismo entre tanto pesimismo, ¿por qué no hacerle un hueco en nuestra agenda?

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