El primer derbi valenciano de la temporada 2012/2013 tuvo color levantinista. Al Levante UD de Juan Ignacio Martínez le bastó con un gran remate de Martins para vencer al Valencia CF de Pellegrino, que evidenció, entre otras cosas, que fuera de casa es un equipo vulnerable. Fu una victoria merecida de los de Orriols, porque llevaron el partido al terreno que más les convenía.
El Levante tiene las ideas muy claras, algo que no se puede decir, de momento, del Valencia. Le cedió la posesión al rival para torpedearlo al contragolpe, especialmente tras el gol. Simple, pero es lo que sabe hacer el equipo, sus armas, y ayer las utilizó más que bien. Salvo en los primeros 20 minutos, Munúa tuvo un partido plácido, y además del gol tuvo 3-4 contragolpes muy claros, sobre todo en el tramo final del encuentro. Superado el derbi, el equipo tiene dos semanas de tranquilidad y alegría para intentar resolver sus problemas a domicilio. Unos problemas que también padece el Valencia.
El ‘nuevo’ Valencia de Pellegrino es desconcertante. En un partido parece avanzar varios pasos para acabar retrocediéndolos al siguiente. Ayer, los blanquinegros fueron bastante previsibles. Monopolizaron la posesión del balón, pero sin profundidad, sin velocidad y sin ideas para desbordar el entramado defensivo de su rival. Nadie hace nada diferente que pueda sorprender y da la sensación de que todavía se buscan los automatismos. Nadie debe rasgarse las vestiduras aún, pero la excusa de la falta de acoplamiento empieza a no colar y la impaciencia en todos los sectores del club y la afición empieza a aparecer.
