El Valencia CF es una entidad mucho más poderosa que el Levante UD, y por bastantes razones. Pero en el momento actual los azulgranas tienen poco (o nada) que envidiarle a sus vecinos. Ahora mismo el hermano pobre está a la altura del rico, o muy cerca de él. ¿Por qué? Pues por algo tan simple y tan complicado a la vez como tener unos objetivos claros a todos los niveles, estar comprometidos con la causa y estar acertados en la toma de decisiones.
Por historia, títulos, número de seguidores, apoyo social, calidad de la plantilla, incluso por capacidad de endeudamiento (y por más cosas, pero con enumerar estas ya vale), el Levante UD no resiste la comparación con el Valencia CF. Es más, hasta se puede argumentar que para que ambos clubes compitan deportivamente de igual a igual ha sido necesario que los levantinistas vivan el mejor momento de su centenaria historia y que, a la vez, los valencianistas estén inmersos una situación muy convulsa. Pero la realidad es que en el Levante las cosas funcionan mucho mejor que en el Valencia.
Esa es la gran diferencia entre ambas entidades en esta temporada 12/13, que se ve plasmada tanto en los ámbitos deportivos como económicos, sociales e institucionales. Deportivamente hablando, el Valencia lleva una trayectoria muy errática, situado en la zona media de la tabla, muy por debajo de lo previsto. Todo lo contrario le ocurre al Levante, en posiciones europeas y rayando a gran nivel. ¿Por qué supera el Levante al Valencia a pesar de la diferencia de calidad entre ambas plantillas? Para empezar, es una cuestión de motivación y compromiso. Como ejemplo sólo hay que comparar los últimos duelos de competición europea de cada equipo: el Lille-Valencia y el Levante-Hannover 96. Además, el Levante tiene un patrón de juego reconocible y con el que se identifican los jugadores, algo que de momento no pasa en el Valencia.
En el apartado económico, aunque ambos están en una muy delicada situación, el Levante está sobrellevándolo bastante mejor. Los azulgranas, que se acogieron a la Ley Concursal en 2008 y también superaron su particular ‘caso Dalport’ con Jesús Serna, López Lara y su supuesto grupo inversor, han capeado el temporal tirando de lógica. Son ambiciosos, buscan crecer, pero no a costa de endeudarse más. Tienen las ideas claras. Además, acierta en sus decisiones, algo que no termina de pasar en el Valencia. Éstos, cómo no logran activar el importante lastre del nuevo campo y las parcelas del actual Mestalla se ve obligado a vender activos (jugadores). Y con los recambios no se da con la tecla, con lo que el nivel del equipo se resiente. El Levante también se ve obligado a vender a sus estrellas porque no puede retenerlas, pero con sus recambios sí acierta: ahí están los casos de Caicedo, Koné y Martins, por poner sólo un par de ejemplos.
Por último, a Mestalla va cada vez menos gente. Al Ciutat de Valencia cada vez acude más público. Vale, aún así siguen siendo más los que ven al Valencia que los que ven al Levante, sí. Pero la tendencia es ésta. Para llegar a ella influye la situación deportiva, evidentemente, pero también la política de precios de ambas entidades.
