Llorente, primera víctima de la guerra social en el Valencia CF

Manuel Llorente, ex presidente del Valencia CF. FOTO:www.deportes.terra.es
Manuel Llorente, ex presidente del Valencia CF. FOTO:www.deportes.terra.es

Ya comenté en mi artículo anterior que con la puesta en marcha de la nueva Fundación Valencia CF la guerra social en el Valencia se ponía en marcha nuevamente. Y su prímera víctima ha llegado enseguida, más pronto de lo esperado y quizá en el sitio más inesperado (¿ o no?): Manuel Llorente, presidente del Valencia CF, presentó su dimisión.

El ya ex presidente del Valencia argumentó su salida diciendo que su ciclo había terminado porque “el escenario había cambiado”. Ese cambio de escenario supone en realidad que la Fundación, en su condición de máximo accionista del club, va a vigilar la labor del Consejo de Administración del Valencia CF mucho más que antes. La llegada de los nuevos patronos, de un perfil más técnico ( y político, porqué no decirlo) y no afines a Llorente y el Consejo propiciaba este cambio. Llorente parecía querer plantar batalla al anunciar que estaba dispuesto a nombrar 15 patronos (los que, según los estatutos de la Fundación, puede nombrar el club), pero entre que aún así tendría minoría y que algunos de sus candidatos no veían con buenos ojos ser patronos se puede entender su renuncia.

Tampoco se puede obviar el desgaste de cuatro años, la pérdida de apoyo popular  y de las instituciones y el hecho de que la oposición empezaba a moverse y a organizarse como otras causas que motivan la decisión de Llorente. Y por supuesto, también le ha lastrado el hecho de no haber encontrado la financiación suficiente para liquidar la deuda del club (aunque sí frenar su crecimiento) ni para terminar de construir el nuevo estadio.

Y ahora qué
Hay que matizar que no hay máximo mandatario pero sí Consejo de Administración. Esto quiere decir que se podrá seguir funcionando con cierta normalidad, aunque evidentemente no se podrán tomar decisiones de gran calado hasta que haya nuevo presidente. Para ello, se deberá convocar una Junta General Extraordinara de Accionistas. No hay fecha para ello pero es de suponer que se hará en un plazo breve de tiempo. La potestad para convocar una Junta la tiene el Consejo de Administración y cualquier accionista que posea más del 5% de las acciones. Esto quiere decir que se podrá seguir funcionando con cierta normalidad, aunque evidentemente no se podrán tomar decisiones de gran calado hasta que haya nuevo presidente.

¿Consecuencias deportivas?
Al dimitir el presidente en abril y cerca de la conclusión de la temporada, la planificación deportiva queda parada. Es decir, la renovación de Valverde queda aparcada (y este hecho la dificulta, y eso que parecía que el técnico empezaba a estar convencido), pero también la entrada, salida y las negociaciones con jugadores. Cuando más tarde en vaciar el hueco de la presidencia menos grave y dramático será este hecho.

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