Olympiacos: cómo ganar desde el carácter, la fe… y el talento

Spanoulis levanta la 3ª Euroliga conquistada por Olympiacos. FOTO:www.zoomnews.es.
Spanoulis levanta la 3ª Euroliga conquistada por Olympiacos. FOTO:www.zoomnews.es.

El Olympiacos griego apenas conataba en los pronósticos previos a la Final Four de la Euroliga de baloncesto, a pesar de que eran los vigentes campeones. Y sin embargo, en la pista, barrieron primero al gran favorito, el CSKA Moscú, en las semifinales (52-69), y en la final destrozaron al Real Madrid (100-88) a pesar de llegar a ir perdiendo por 17 puntos. Pero a pesar de todas las adversidades, los griegos creyeron en sus posibilidades, confiaron en su estilo y fueron a por todas. Pero ojo, tampoco hay que llevarse a engaño: sólo con carácter y actitud no se ganan títulos, también hay que ser bueno, y el Olympiacos es un gran equipo, con una estrella como Spanoulis y buen puñado de secundarios (Hynes, Law, Papanikolau, Antic…).

Palabras como ‘desaliento’ o ‘rendición’ parecen ser desconocidas para los integrantes de la plantilla del Olympiacos. Porque en sus dos títulos de Euroliga logrados en 2012 y 2013 han superado gravísimos contratiempos que parecían imposibles de contrarrestar. El año pasado remontaron 19 puntos de desventaja en la final ante CSKA. En La Final Four 2013 se han superado. De los cuatro equipos presentes en Londres (Los otros eran CSKA Moscú, Barcelona y Real Madrid), era el que partía con menos opciones, no contaba con el factor sorpresa del que se aprovechó el año pasado y en semifinales se medía a un CSKA con una plantilla largísima y buenísima y encima ‘picado’ por lo sucedido en la final de 2012. Pues bien los griegos ahogaron a los rusos y les ganaron por un sonrojante 52-69. Las grandes virtudes de Olympiacos, su carácter, su poderío físico y su dura defensa (a veces demasiado) fueron insuperables para los Teodosic, Krstic, Weems y compañía.

Pero aún les quedaba la final ante el Real Madrid, un equipo con un estilo alegre, ofensivo y vistoso, contrario a lo que ellos plantean. Y las cosas se les pusieron muy mal: 10-27 para los blancos al acabar el primer cuarto. Nadie daba un euro por ellos, entre otras cosas porque nadie veía posible que lograran una remontada tan salvaje en una final otra vez. Pues bien, todo lo que hicieron mal en los primeros diez minutos lo hicieron bien en los 30 siguientes. No sólo remontaron, sino que hasta ganaron con holgura: 100-88. Un dato: si exceptuamos el primer cuarto, el marcador hubiera sido Olympiacos 90-Real Madrid 61. Sin palabras.

La actuación de Spanoulis es el ejemplo perfecto de cómo el carácter, la garra, la fe y una mentalidad férrea pueden dar la vuelta a cualquier situación. La estrella de Olympiacos se marchó al descanso con cero puntos anotados, pero en la segunda parte anotó nada menos que 22, siendo además el guía y líder de la remontada y el título de los atenienses. Fue nombrado MVP de la final, que une al que ya le dieron de MVP de la Euroliga. No hay dudas de que ha sido el jugador más determinante de la competición.

El cáracter, la constancia y la capacidad de reacción fueron determinantes para Olympiacos, pero sería un error quedarse sólo en eso. Su fuerte está en la defensa y en el poderío físico, pero son capaces de hacer más cosas. De hecho, acabaron la final con 100 puntos, algo que sólo tres equipos en la historia habían logrado: el Real Madrid en 1964 (110), el CSKA Moscú en 1969 (103) y el Maccabi en 2004 (118). Es decir, que también saben atacar y anotar cuando es necesario. Esto nos lleva a una de las máximas del deporte: para ser campeón hay que tener actitud y aptitud. Puede predominar una sobre la otra, pero hay que tener mucho de ambas. Y Olympiacos cumple esta premisa.

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