El defensa francés Adil Rami ha sido el último, pero ni mucho menos es novedoso encontrar jugadores (no sólo en el Valencia CF, pasa en muchos equipos) que dinamitan un vestuario y ponen en aprietos a su club con declaraciones fuera de lugar. Eso sí, en el conjunto valencianista nos encontramos en los últimos años con varios futbolistas que han sido más noticia por sus salidas de tono que por su juego. Aunque ninguno había llegado hasta el punto de criticar pública y duramente a sus propios compañeros, como sí ha hecho el francés, que supera con creces las que hemos visto en los últimos años (de hecho ninguno llegó a ser suspendido de empleo y sueldo como le ha pasado a Rami).
Gago forzó su salida cuando se despidió a Pellegrino
El más cercano en el tiempo. El argentino Fernando Gago fue fichado en el verano de 2012 para llevar la manija del equipo. Y su principio de temporada fue esperanzador, jugando a un nivel aceptable. Pero cuando el club decidió despedir al entrenador Mauricio Pellegrino, su valedor, el medio no lo asimiló. Es cierto que se lesionó en el primer partido de Valverde, pero su actitud y comportamiento empeoraron muchísimo desde la salida de su compatriota, hasta el punto de que ya tuvo que irse cedido en enero de 2013. Este verano el Valencia intentó desprenderse de él, logrando finalmente que Boca Junior comprara la mitad de su pase.
‘Chori’ Domínguez y su relación con Emery
El mediapunta argentino llegó en diciembre de 2010 a Valencia con la vitola de mejor jugador de la Liga rusa. Pero desde el principio tuvo sus tiranteces con el técnico por aquel entonces, Unai Emery, que le achacaba ser demasiado egoísta y pensar sólo en sus intereses. Desde que abandonó Valencia, el argentino atizaba la figura del entrenador vasco siempre que podía con declaraciones como “el Valencia es un equipo grande, pero Emery pensaba como un pequeño” (Junio de 2013) o “yo prefiero que sea una persona sincera y que vaya frontal y no que vaya por detrás” (julio de 2011).
Las indisciplinas de Miguel y Manuel Fernandes
Miguel Brito aterrizó en Valencia en 2007 procedente del Benfica como un lateral de enorme potencial. Estaba llamado a ser una estrella en su posición y de hecho en Portugal había destacado. Pero sus grandísimas condiciones acabaron siendo eclipsadas por su falta de profesionalidad. Habitual de la noche valenciana, en más de una ocasión acabó involucrado en altercados. Incluso tuvo problemas con la justicia de su país, acusado de tenencia ilícita de armas. Reconoció abiertamente que fumaba. Su caso más grave llegó en 2010, cuando atropelló a dos ancianas con su vehículo.
Su compatriota Manuel Fernandes no acumuló tantos actos de indisciplina como su compatriota, pero llegó a pasar una noche en el calabozo por presunta participación en una pelea a la puerta de una discoteca. También eran conocidas sus frecuentes salidas nocturnas, con todo lo que ello conlleva. Al final, un jugador por el que el Valencia pagó 18 millones de euros acabó siendo malvendido por 2 millones y sin haber mostrado apenas el talento que se le suponía.
Los jaleos de Banega
No es un jugador problemático en el sentido de realizar declaraciones polémicas, generar conflictos en el vestuario ni arremeter contra nadie. Pero el argentino ha sido fuente constante de informaciones en el ámbito extradeportivo: controles de alcoholemia positivos, dieta alimenticia no demasiado sana, llegar en malas condiciones a entrenamientos… y la más rocambolesca: lesionarse para siete meses al ser atropellado por su propio coche en una gasolinera por bajarse de él sin el freno de mano puesto.
