Un Valencia CF sin alma ni fútbol

Valencia-Real Madrid
Imagen del Valencia-Real Madrid

El segundo capítulo de la trilogía Valencia-Real Madrid (o Real Madrid-Valencia) se puede resumir rápidamente: 0-5 para el Real Madrid, que se paseó ante un Valencia que le dio muchísimas facilidades a un equipo al que no le hace falta que le ayuden.

Eso sí, descifrar porqué fue así ya no es tan fácil.Un 0-5 implica un gran día del ganador de uno y muchísimos fallos del perdedor. De lo primero, el Real Madrid recuperó su brutal pegada al contragolpe, jugadores como Di María mejoraron su nivel y no dio concesiones a un rival que por otro lado tampoco le exigió demasiado.

En cuanto al Valencia CF, su centro de campo se dio un batacazo descomunal. Gago, Tino Costa y Banega ni movieron con fluidez al equipo en ataque ni contuvieron a sus oponentes madridistas. Los Özil, Di María, Cristiano Ronaldo e incluso Khedira jugaron a placer durante la primera mitad, elaborando contragolpes con rapidez y precisión. Además, dio la impresión de que el conjunto madridista jugaba a un ritmo muy superior al que podía mantener el cuadro de Ernesto Valverde.

No sólo por cuestiones tácticas se explica la derrota del Valencia. La cuestión mental es tan importante como la táctica en el deporte de élite. Desde hace bastante tiempo se acusa a la plantilla del Valencia CF de no ser competitiva en los momentos claves y en los partidos importantes. La falta de carácter también se puede detectar en bajar los brazos cuando las cosas no salen bien. Algo así le ocurrió ayer también al Valencia CF. El 0-1 de Higuaín le dejó tocado, pero el 0-2 le dejó muerto, sin ninguna capacidad de reacción. Sólo así se puede explicar que, además de todos los errores cometidos en el centro del campo y la defensa, se encajen cuatro goles entre el minuto 34 y el 45. Hubo que esperar al descanso, para que, en los vestuarios, los valencianistas se serenasen y afrontasen la segunda parte con mejor espíritu y mentalidad, la suficiente por intentar maquillar el marcador y no empeorar las cosas.

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