Usain Bolt, un mito diferente

EFE

Hace muy poco escribía que Michael Phelps es el mejor deportista de la historia. Mantengo esa opinión, pero admito el debate y también pienso que el jamaicano Usain Bolt está muy cerca del estadounidense. Desde luego en carisma compiten. Y en lo que es único Bolt es en su plan de trabajo y en su modo de afrontar las competiciones.

En los Juegos Olímpicos de Pekín fue imbatible en los 100m, 200m, y 4×100. Sumó tres oros y batió tres récords del mundo. En Londres 2012 aspira a igualar ese registro, algo que nadie ha logrado. De momento ya ha logrado su segundo oro consecutivo en los 100 metros (igualando a otro mito como Carl Lewis), disipando las dudas con las que llegaba a la cita olímpica, con récord olímpico (9,63) y en la que los entendidos llaman mejor carrera de la historia, con siete atletas por debajo de los 10 segundos.

Usain Bolt es un mito de la velocidad a pesar de que su constitución física no es la ideal, al ser más alto y fibroso (1,96m de altura y 86kg de peso) de lo que dictan los estándares de sus pruebas. Por si fuera poco, resulta que tiene una pierna ligeramente más corta que la otra, lo que le provoca constantes lesiones de espalda. A pesar de todos estos condicionantes, es el hombre más rápido de la historia.

Además, a diferencia de otras grandes estrellas del deporte, no lleva una disciplina de entrenamientos espartana (lo que tampoco quiere decir que entrene poco). Es conocida también su afición a las fiestas y a saltarse la dieta en ciertas ocasiones. Tampoco ha sucumbido a los dólares de Estados Unidos y sigue entrenando en Jamaica.

Su modo de afrontar las competiciones es peculiar. Lejos de esconderse como la mayoría, él siempre da espectáculo. Cuando todos los demás están concentrados y tensos, el está sereno, sonriendo y haciendo gestos y muecas a público y cámaras. Su estilo es único, y con él se ha convertido en leyenda.

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