En el futuro, cuando en España alguien recuerde el Eurobasket 2015, inevitablemente le vendrá a la mente el nombre de PauGasol. Su papel en la conquista del título fue tan grande que trascendió a lo que ocurrió sobre la pista. Gasol se erigió en el eje, el faro del equipo, el guía, el que se echó los problemas a la espalda para resolverlos. Su ejemplo sirvió para que los demás se crecieran y le acompañaran. La definición de líder se realizó pensando en gente como él. Algunos (muchos) datos lo reafirman.
España acudía al europeo con un buen equipo, pero inferior al de los últimos años debido a las múltiples bajas (Navarro, Marc Gasol, Calderón, Ricky Rubio o Ibaka). Pau Gasol era, con diferencia, el mejor jugador del combinado dirigido por Sergio Scariolo. Los críticos y entendidos colocaban a España por debajo de otros países como Francia, Serbia o Grecia. Incluso, se hablaba de clasificarse para el preolímpico como el objetivo más realista. Los jugadores y el cuerpo técnico también eran cautos y avisaban de que sería extremadamente difícil repetir esta vez los éxitos recientes.
Pau Gasol era el único que se saltaba algo este discurso. Todos sus compañeros y los periodistas que seguían día la concentración de la selección destacaron por encima de todo un hecho: Pau se había marcado como reto personal mantener a España en la cima. Ganar una medalla o el título era posible. Asumió que con un equipo con menos talento su responsabilidad era todavía mayor. Lejos de asustarse se motivó aún más. Se cargó toda la responsabilidad sobre sus espaldas (lo que al mismo tiempo liberó de tensión a sus compañeros y les ayudó a dar lo mejor de sí mismos).
Sus números durante la competición han sido espectaculares. Máximo anotador del Eurobasket con 230 puntos en 9 partidos (25’6 por encuentro). También ha sido el mejor taponador (2’3 por partido). Además, fue el jugador español que más minutos disputó (30 por partido), y su máximo reboteador (8’8 – el cuarto de toda la competición). Su anotación más baja fue de 16 puntos y en los partidos decisivos, los de los cruces, fue cuando dio lo mejor: 30 puntos ante Polonia, 27 ante Grecia, 40 ante Francia y 25 en la final ante Lituania. Fue nombrado mejor jugador de la competición.
Pero su cénit lo alcanzó en la semifinal ante Francia, un partido que quedará registrado para siempre dentro del apartado de grandes gestas del deporte español. Ese día, Pau Gasol realizó su mejor partido con España, y en las circunstancias más difíciles. Enfrente estaba el campeón en vigor, que además era el anfitrión, en las gradas había 27.000 espectadores (récord para un partido de baloncesto en Europa) en contra, el arbitraje generó dudas, se fue perdiendo la mayor parte del partido… pero España ganó. En los momentos más difíciles se echó al equipo a la espalda y nadie pudo pararle. Anotó 40 puntos (justo la mitad de todo el equipo, 80). Su coraje y resistencia dio alas a sus compañeros, que realizaron una defensa sensacional y supieron ayudarle donde él no podía abarcar.
Pero su labor fuera de la pista fue igual de descomunal y decisiva. Siempre tuvo palabras de apoyo y felicitaciones para sus compañeros, en sus declaraciones siempre pronunciaba las palabras “nosotros” o el “equipo” y muy pocas veces el “yo”… y nunca tuvo malas palabras contras los rivales. Se ganó todavía más un respeto que ya tenía.
En pocas palabras, Pau Gasol ha mostrado en este último Eurobasket como debe actuar un LÍDER, con mayúsculas. Sin duda, un ejemplo a seguir, y no sólo para el deporte.
(Artículo publicado en freely.es)
