El Valencia progresa lentamente, pero progresa

El triunfo del Valencia ante el Lille en la segunda jornada de la Liga de Campeones tiene varias lecturas positivas. La primera, evidente, es que se suman tres puntos necesarios para estar bien colocados en el grupo tras la derrota inicial ante el Bayern Munich. La segunda es que se gana confianza y tranquilidad, y la tercera es que es que el equipo ganó mejorando ciertos aspectos con respecto a partidos anteriores. Me voy a detener en los dos últimos aspectos, que además guardan cierta relación.

El Valencia fue mejor que el Lille. Ahora bien, decir que los valencianistas enamoraron es mentir. No fue un festival ni un dominio apabullante. Llevó el control, fue más ambicioso que su rival y ganó. Mejoró con respecto a partidos anteriores y cometió menos errores, pero todavía le queda a Pellegrino trabajo por delante. Me gustó que el Valencia CF marcó (o al menos siempre lo intentó) el ritmo del partido. Jugar a lo que ellos querían y no a lo que quería el Lille. También fue muy interesante la presión al rival en su salida del balón. Por segundo partido consecutivo la portería propia se quedó a cero y el equipo empieza a demostrar solvencia, por lo menos en Mestalla.

Esos fueron los aspectos positivos, pero todavía quedan errores por solventar. Hubo fases en las que el Lille montaba contragolpes y llegaba al área de Guaita con más facilidad de la debida. Sigue habiendo excesiva dependencia de Gago a la hora de organizar el juego de ataque y el equipo fue previsible en bastantes ocasiones. La presión que antes alabé todavía tiene algunos desajustes…

De todos modos, se pueden extraer más conclusiones positivas que negativas del 2-0 ante el Lille. El Valencia dio otro pasito más en la idea que quiere su entrenador. Siempre es más fácil corregir errores y progresar con la tranquilidad que dan las victorias.

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