El espíritu aventurero se ha apoderado del Levante UD. No se conforma con lo que ha logrado y quiere más. Su ansia no para. Está dispuesto a hacer historia en cada partido. Y esa sana ambición, necesaria por otro lado en la vida en general, no sólo en el deporte, le está haciendo crecer como club hasta alcanzar unas cotas que quizá ni ellos mismos sospechaban que pudieran alcanzar. Y lo mejor es que no quieren detenerse.
Ante el Twente logró su primer gran resultado (3-0) en su todavía corto bagaje continental (quinto partido contando la previa). Y la logró ante un rival que, vale, no tiene mucho nombre, pero es el líder de una liga importante como la holandesa. Y estar por delante de Ajax o PSV implica que malo precisamente tampoco es. Con el mérito añadido de que el triunfo lo lograron con un equipo donde jugaban muchos de los teóricos suplentes. Una primera conclusión fácil y positiva es que en el Levante hay muchos jugadores válidos y cada vez se nota menos cuando no están los Juanlu, Barkero, Martins, Juanfran… Buenísima señal para seguir creciendo.
Además, ante el Twente supo sufrir, aguantar y reponerse a un primera parte donde los holandeses fueron incluso mejores (De hecho metieron un gol, pero el árbitro, él sabrá porqué, lo anuló). En la segunda, tras ‘encontrarse’ con el primer gol, fue muy superior, lo que le permitió certificar el 3-0 que le deja muy bien colocado para pasar a los dieciseisavos de final.
Con todo, me quedo con que el Levante ha encontrado su camino, su estilo, el que le diferencia de los demás, el que le da triunfos y el que le permite soñar e ilusionarse con clasificarse en la Europa League y con dar la campanada en la Liga otra vez.
