Este sí es un Valencia de Champions

Víctor Ruiz y Lavezzi. FOTO:www.goal.com
Víctor Ruiz y Lavezzi. FOTO:www.goal.com

El Valencia CF no pudo remontar el 1-2 adverso de Mestalla, con lo que el París St. Germain certificó su pase a los cuartos de final de la Liga de Campeones. Un equipo nunca puede sentirse contento por perder un partido o una eliminatoria, pero hay derrotas que duelen menos, y éste es uno de estos casos. El 1-1 del Parque de los Príncipes, y el juego desplegado, reflejan que el conjunto valencianista vendió cara, muy cara, su piel. Un gol le separó de la prórroga. En París sí se vio a un Valencia de Champions.

La exigente afición valencianista sabía que la remontada era extremadamente difícil. Se necesitaba un partido perfecto del Valencia y, además, suerte. Pero sí pedían al menos tener esperanzas y que su equipo diera la cara, aunque se la partieran. Y vaya si dio la cara. La idea era no jugar alocadamente ni con un ritmo alto en el primer tiempo, porque en el intercambio de golpes y a velocidad alta la ventaja era del PSG. Había que dominar, sí, pero al mismo tiempo jugar con mucha calma, sin prisas. Quizá por ahí se explica la presencia de Albelda y la ausencia de Banega. Funcionó más o menos bien. Es cierto que hubo pocas ocasiones, pero también lo es que los franceses no estaban cómodos y se dieron cuenta de que el partido no iba a ser un camino de rosas.

 

En el descanso, Valverde decidió darle otra vuelta de tuerca al choque. Entró Banega y el dominio valencianista se acrecentó, y también la sensación de peligro. En el minuto 55 se demostró que la estrategia blanquinegra era buena y podía dar frutos: Jonas marcaba el 0-1 con un sensacional disparo desde la frontal del área. El Valencia se lo empezó a creer y en el PSG los nervios ya no se podían disimular.

La mitad del camino se había recorrido, pero faltaba la otra mitad, y seguía siendo un camino largo, que no admitía tropezones. Y entonces llegó el único lunar de la noche, pero fue muy gordo: Parejo perdió un balón muy fácil, y Gameiro y Lavezzi aprovecharon el regalo para empatar (con algo de suerte, todo sea dicho). El 1-1 cambiaba un tanto la situación, pero tampoco demasiado: el segundo gol del Valencia, en vez de clasificarlo, llevaría la eliminatoria a la prórroga (que seguía siendo algo fantástico mirando de dónde se venía). Pero la importancia de ese gol fue que tranquilizó al PSG y le hizo ganar confianza. El Valencia siguió intentándolo, pero los de Ancelotti recuperaron el orden y las ideas y cada vez era más difícil encontrar huecos en su defensa.

El marcador no se movió y con el 1-1 se consumó la eliminación del Valencia CF. Pero la celebración del PSG sobre el mismo césped (como si hubieran ganado un título) demuestra lo cerca que estuvo el cuadro de Valverde del milagro.

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