Un nuevo reto para el Levante: resolver a domicilio

Martins, rodeado por jugadores del Rubin Kazan. FOTO:www.eldia.es
Martins, rodeado por jugadores del Rubin Kazan. FOTO:www.eldia.es

El Levante UD no pudo pasar del 0-0 inicial en la ida los octavos de final de la UEFA Europa League ante el Rubin Kazan ruso. Ya lo advirtió Juan Ignacio Martínez en la rueda de prensa previa al partido: “Juega el Levante contra el Levante”. No se equivocó. Ambos equipos tienen una concepción muy similar del fútbol, con lo que no sorprende que se viera un partido igualado, tenso, con los jugadores más preocupados por no cometer errores que de arriesgar… Así, en Moscú (no en Kazan) se decidirá el futuro de esta eliminatoria, en la que el Levante se enfrentará a un escenario inédito en su centenaria historia: intentar resolver como visitante una eliminatoria europea ¿Lo lograrán?

Conociendo las virtudes y el estilo de juego del Levante, y viendo cómo se las gasta el Rubin Kazan (que le pregunten al Atlético de Madrid), era muy difícil imaginarse un partido vistoso en el Ciutat de Valencia. El Levante, como casi siempre, lo dio todo y no especuló: a su modo fue a ganar el partido. Renunció de salida a una banda para ganar posesión al juntar de salida a Iborra, Barkero y Michel. En el tramo inicial del partido la estrategia salió casi perfecta: dominio claro azulgrana y dos-tres ocasiones (un palo incluído) que pudieron ser gol. Pero al Rubin no le molesta sentirse dominado. Es más, se siente como pez en el agua así. Siguieron agazapados, molestando al Levante en la zona de creación y en ataque buscando el momento oportuno para explotar la velocidad de su punta Rondón (lo que hace el Levante habitualmente fuera de su estadio). Poco a poco el dominio levantinista fue decayendo.

La segunda parte fue algo distinta, pero no demasiado. Las dos expulsiones casi consecutivas (una por bando) provocaron que el partido se ‘alocara’ un poquito, lo justo para que el Levante se fuera al ataque con más convencimiento. Barkero dirigía y distribuía bien, y Martins (perdonado por la grada a pesar de todo) empezó a burlar a sus marcadores y creó peligro. El gol podía llegar… pero al Levante se le acabó la gasolina en los últimos diez minutos y casi lo paga. El Rubin se vio más cómodo y se atrevió a salir de su campo y generar contragolpes. Muy peligrosos. Tanto, que no ganaron de milagro. Primero Rondón envió un cabezazo al larguero, y ya casi en el descuento, Natcho envió al palo un zurdazo envenenado.

En resumen, el Levante pudo ganar, pero también perder. El marcador no se movió, lo que deja la eliminatoria sin dueño. El resultado no es nada malo, todo lo contrario: la victoria o cualquier empate con goles clasifica al Levante, y el 0-0 enviaría el duelo a a la prórroga y los penaltis. Eso sí, al Levante se le presenta un escenario inédito en su historia en la próxima función europea: tener que resolver una eliminatoria a domicilio (y no defender una ventaja como ante Olympiakos). Tiene capacidad para hacerlo, por mentalidad y porque el Rubin Kazan no es mejor equipo, pero hay que demostrarla. Y el choque de vuelta será muy similar al primero.

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