España está a sólo 90 minutos de ser leyenda, porque sólo así se puede calificar a una selección que puede ganar algo inédito, en este caso tres títulos consecutivos (aunque todos lo sabemos de memoria de las veces que se ha repetido en todos los medios). Pero aunque pueda parecer poco tiempo, en realidad son los 90 minutos más difíciles.
Ganar una final nunca es fácil, por eso los campeones tienen tanto mérito. En este caso además, España jugará contra un equipo que se ha merecido tanto como ellos el estar en la final, como es Italia. La final está al 50%.
Evidentemente España necesita tener más el balón que su rival y esa será una de las claves. Pero esta Italia ya demostró en el partido de la primera fase que tampoco ellos renuncian a tener la pelota y que es difícil crearles ocasiones sólo con tener la posesión. Debe haber también profundidad y velocidad.
Un interrogante que está en el ambiente es si Italia repetirá la defensa de cinco del primer partido o mantendrá su habitual 4-3-1-2. Con todo, creo que esto no será determinante porque los italianos pueden cambiar de sistema sobre la marcha, sólo con retrasar a De Rossi junto a los centrales. Es más importante abrir el campo y poder crear peligro bien desde las bandas o con diagonales, como ya pasó en los últimos minutos del partido anterior.
En cuanto a la defensa, es imperativo no cometer errores, porque los Cassano o Balotelli no perdonarán. También lo es tener vigilado a Pirlo y no dejarle pensar. Y tampoco estaría de más estar atentos a las llegadas desde segunda línea, especialmente las de Marchisio.
En resumen, preparémonos para un choque trepidante, emocionante e igualado en el que ojalá haya también espectáculo. Sería buena señal porque eso le interesa más a España.
